“El hombre nace libre,
responsable, y sin excusas”, decía Jean Paul Sartre. Con el correr del
tiempo, algunas personas deciden seguir siendo libres y responsables, y otras
se dedican a buscar excusas para no serlo. El tiempo, que poco o nada tiene que
ver directamente con la libertad y la responsabilidad, se ha convertido en una
fuente inagotable de excusas, las cuales en realidad denotan una falta de
responsabilidad de quien las usa. Veamos algunas de las excusas más comunes que
usan ciertos trabajadores, de cualquier nivel y cuál es la realidad que suelen
esconder.
La
excusa
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La
realidad
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Tengo demasiado trabajo y poco tiempo para hacerlo.
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No sé organizarme, no establezco prioridades, y le dedico mucho
tiempo a asuntos de poca importancia.
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No me alcanzó el tiempo.
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El tiempo lo dediqué a otros asuntos.
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Todavía hay tiempo.
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No me provoca hacerlo, así que lo dejaré para después.
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Trabajo mejor bajo presión.
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Lo voy a dejar para última hora.
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Necesito más tiempo.
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Lo dejé para última hora y no va a estar listo para cuando tenía que estar
listo.
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Estoy esperando por…
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Dependo de otra persona para completar el trabajo y no le he hecho
seguimiento.
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Tengo que trabajar horas extras
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Las horas normales se las dediqué a otros asuntos
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Me interrumpen constantemente
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No sé decir NO
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No sé por dónde comenzar
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No sé cómo establecer prioridades
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Yo tengo que hacerlo todo.
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No sé delegar.
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La gestión efectiva del tiempo está basada en una premisa:
sólo yo soy responsable de mí tiempo. Todos tenemos demandas sobre nuestro
tiempo –nuestros jefes, los compañeros, los clientes- pero al final soy yo
quien debo decidir cómo usar cada momento.
Siempre hay buenas excusas para
justificarse, pero las personas que son realmente libres y responsables dedican
su tiempo a hacer, no a excusarse.