Yo tengo dos vecinas, nos comentaba un participante del curso Gestión del tiempo, que son completamente diferentes en cuanto a
la forma de organizarse. Una de ellas se levanta todos los días a las 5 de la
mañana y desde ese momento se acaba la paz en el vecindario. Despierta a los
niños, comienza a hacerles el desayuno, les insiste para que se preparen para
ir al colegio, apura al esposo, prende la lavadora, saca la basura; en fin, intenta
hacer muchas cosas al mismo tiempo y en más de una ocasión los niños no están
listos cuando llega el transporte escolar, por lo cual el esposo tiene que
salir corriendo para llevarlos en su vehículo a riesgo de llegar tarde a su
trabajo. La otra, por su parte, se levanta una hora más tarde y se enfoca en
preparar a los niños para que estén listos y desayunados cuando llegue el
transporte, lo cual logra sin ajetrearse demasiado. Luego, se dedica a sus
otros deberes hogareños.
El grupo de
participantes concluyó en que esta
situación se presenta muy frecuentemente en sus sitios de trabajo. Existen
personas que son pura actividad y logran pocos resultados. Otros, por su parte,
con mucho menos esfuerzo logran más resultados, ¿Cuál es la diferencia? Los
primeros se enfocan en sus actividades, son reactivos, y actúan sin pensar en
las consecuencias de sus acciones. Los otros, por su parte, son proactivos,
deciden cuál actividad contribuye al logro de resultados, y se enfocan en ella.
Una vez terminan con esta actividad, repiten el proceso.
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Fecha estimada de publicación: 3 de agosto de 2015