“…una
necesidad, llamada tras llamada, y bla bla bla bla bla” decía la exitosa
canción infantil popularizada en la década de los ´70. En esos tiempos, el
teléfono sólo servía para llamar y recibir llamadas y ya era una necesidad,
tanto en la vida personal como en la empresarial.
Hoy en día
el teléfono es mucho más que una simple necesidad; sus capacidades se han
potenciado, y se ha transformado para muchos en una obsesión. Ha evolucionado a
ser un medio de comunicación con el mundo globalizado que nos brindan Internet
y todas las herramientas tecnológicas disponibles. Hoy podemos comunicarnos con
otras personas por mensajería de texto o por video conferencia; estamos en
capacidad de acceder a Internet y todas sus posibilidades, de consultar lo que
queramos y obtener los resultados en cualquier medio audiovisual, de controlar
nuestra agenda, de divertirnos en solitario o acompañados de cualquier persona sin
fronteras, de ubicar a otros o hacernos ubicar por ellos, y puede seguir un
sinfín de etcéteras. ¡Ah, lo olvidábamos!, ¡también podemos hacer y recibir llamadas!
Cuando
comenzamos a dictar cursos acerca de la gestión del tiempo hace casi 30 años,
introdujimos una dinámica, que mantenemos hoy en día, para que los
participantes descubran y combatan sus desperdiciadores de tiempo. No ha habido
un solo curso donde no salga el tema del teléfono, cada vez con más
preocupación por parte de los participantes. Al final, la conclusión sigue
siendo la misma: el problema no es el teléfono sino el uso que hacemos de él.
En otras palabras, nosotros somos el problema.
Muchos
expertos en el área de productividad advierten que los teléfonos inteligentes
están destruyendo nuestra productividad personal. El uso de esta herramienta se
está convirtiendo en una paradoja: ha
sido concebida para hacernos más productivos, y se está convirtiendo en una de
las principales causas de improductividad. A continuación citaremos algunas
recomendaciones para evitar esto, bien sea durante el trabajo o en nuestra vida personal.
- El teléfono –algunos parecen no saberlo- tiene la capacidad de ser apagado en el momento en que queramos, y deberíamos usar esta capacidad cuando necesitemos concentrarnos en una actividad importante, tal como trabajar en un asunto trascendente, o compartir momentos familiares, para sólo citar dos ejemplos.
- Las redes sociales y el correo electrónico nos mantienen al día con todos nuestros contactos, pero también impiden que nos concentremos cuando debemos hacerlo. Deberíamos limitar su uso a ciertas horas del día o desalojarlos de nuestro teléfono si tenemos otra opción –computador, tableta– disponible.
- Durante las horas de trabajo o actividades personales que nos exijan concentración, deberíamos desactivar las alarmas de aplicaciones que no tengan que ver con esa actividad.
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Un tal Carter Da conferencias sobre la necesidad-conveniencia de BAJAR la velocidad en ntras. vidas..
ResponderBorrarAfecta a los niños cuando se les abarrota de activides extracuriculares-deprtivas etc.
Excelente Artículo Gustavo... si sabemos el daño que hace a Nuestra Productividad y en nuestra Vida de Familia, ¿qué tanto o mas hará en los niños? es lamentable como cada día, algunos Padres no se dan cuenta del daño que hacen a sus hijos dándoles a edades muy tempranas, acceso a estos dispositivos.
ResponderBorrarFelicitaciones. Excelente artículo. Desde hace algún tiempo me percarté de este "roba tiempo" y me he adaptado a una disciplina de uso. Doy fe, de los resultados.
ResponderBorrarJAO
Tema de nunca acabar, muy interesante y evidente, aunque muchas veces lo olvidemos y nos veamos afectado por ello.
ResponderBorrarPublicado por Victor Nuñez Aguilar en Linkedin:
ResponderBorrarGustavo, el uso e importancia que le damos al teléfono nos esta afectando en todas las áreas de la vida, el trabajo y la familia principalmente, dejamos de compartir o hacer cosas importantes por estar pendiente del teléfono, en las empresas de servicio esto lo puedes palpar, muchas veces me he visto afectado por que las personas que deben atenderme como parte de su trabajo, dejan de lado todo para ver el ultimo chisme o fotografía que les llega. Cambiar esto depende de cada persona y en las empresas debemos ayudar, pues esto nos hace ser menos eficientes y efectivos en el trabajo.